30 de enero: Día Mundial de la No Violencia y la Paz

La verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión; es la presencia de la justicia”.

-Martín Luther King Jr.

¿Es posible imaginar un escenario global donde la paz sea la norma y no la excepción? En un mundo marcado por conflictos, guerras, desigualdades, injusticias y divisiones, esta pregunta plantea las prioridades sociales, la construcción de caminos hacia la colectividad y la reflexión sobre las herramientas que refuerzan la transformación de la no violencia como un marco contra la injusticia, la opresión y el odio.

El día mundial de la no violencia y la paz es celebrado cada 30 de enero, fue instaurado en 1964 por el poeta, pedagogo y pacifista español Llorenç Vidal Vidal y reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1993. Su establecimiento fue inspirado en conmemoración al aniversario del fallecimiento de Mahatma Gandhi, un líder promotor de una forma de protesta no violenta que dio identidad a su resistencia pacifista por la independencia de India, dominado en su momento por el régimen colonialista del imperio británico.

Su postulado de la no violencia lo denominó satyagraha, el cual según el Indian National Congress (2021) es de origen sánscrito y es una palabra compuesta formada por “Satya”, que significa “verdad” y “Agraha”, que significa “aferrarse, adherencia, insistencia”. El postulado principal del satyagraha se basa en la bondad propia del humano, por lo que busca la resistencia pacífica y la desobediencia civil como medios de transformación.

Es de reconocer que en el movimiento moderno por la independencia de India se estableció en un periodo violento de la historia con la Primera y Segunda Guerra Mundial sucediendo, por lo que es aquí donde la lucha no violenta de Gandhi se muestra como un acto revolucionario ante regímenes más opresivos y violentos, ya que la efectividad del satyagraha dependía en gran medida de la posibilidad de generar presión moral sobre lo opresor.

Si bien Gandhi logró debilitar el dominio británico en la India a través de la resistencia pacífica, dentro de regímenes totalitarios y de violencia extrema como el de la Alemania nazi, se verían en situaciones más complejas con mayores limitaciones y grandes riesgos al insistir en la no violencia absoluta, debido a la necesidad de autodefensa en circunstancias de genocidio o represión sistemática. Actualmente se encuentran en el mundo grandes ejemplos de estas situaciones como son Sudán, Afganistán, el conflicto Rusia-Ucrania, Siria, República Democrática del Congo, la crisis de Yemen y el conflicto árabe-israelí.

La efectividad de la resistencia pacífica depende en gran medida del contexto en el que se aplique, dando así un dilema ético y estratégico en las situaciones de violencia extrema: ¿hasta qué punto la no violencia puede ser una herramienta viable cuando la represión es sistemática y brutal en exceso? Dentro de los conflictos actuales mencionados con anterioridad, las comunidades afectadas no sólo enfrentan una represión gubernamental, sino también conflictos locales con dinámicas geopolíticas violentas que complican aún más la posibilidad de establecer una resistencia pacífica.

Sin dejar de lado la complejidad de los contextos en la aplicabilidad de los mecanismos de promoción pacíficos, es de reconocer que el movimiento y legado de Gandhi es vigente en la actual necesidad de defensa de los ideales de la paz y la no violencia como herramientas que transforman la lucha por los derechos humanos y el cambio social sostenible y justo. Esto implica que más allá de un ideal, la no violencia se rige como un acto de resistencia y revolución que incita a una transición profunda de las estructuras que datan de indiferencia en el manejo de los conflictos y las desigualdades globales.

A pesar de que la lucha y liderazgo de Mahatma Gandhi fue la principal inspiración para la instauración de esta conmemoración, es de reconocer que su legado se proyectó en la resistencia de líderes que enfrentaron en su comunidad sistemas de opresión y dominio. Entre ellos Martin Luther King Jr., líder del movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos de América desde 1955. Se convirtió en el portavoz de estrategias alineadas al principio de la no violencia a través de marchas, boicots y protestas pacíficas que abogaban por la justicia social y desafiaban la segregación racial de la época.

En palabras de Gandhi “la no violencia es la mayor fuerza a disposición de la humanidad” y abarca una práctica consciente basada en el respeto a la dignidad humana y la protección de los derechos humanos en todas sus manifestaciones. Todo tipo de violencia es una manera de vulnerar los derechos y con ello, una perpetuidad en los ciclos de desigualdad y opresión. Este día promueve la no violencia en busca de erradicar cualquier uso de fuerza en la resolución de conflictos y complejos contextos sociales a nivel global, requiriendo un compromiso activo para transformar las estructuras y garantizar la paz como un valor universal, el cual en todas sus formas trabaja colectivamente hacia la construcción de pilares solidarios.

El día mundial de la no violencia y la paz permite abrir un análisis de los desafíos contemporáneos que enfrentan las profundas desigualdades económicas, los conflictos armados prolongados, las tensiones políticas y las crisis humanitarias que alimentan la polarización social. Es vital reconocer la existencia de mecanismos que fortalezcan los pilares de paz en la construcción de un enfoque multifacético dirigido hacia un ideal pacífico que establezca un llamado realista al compromiso, al tomar en cuenta la complejidad de respuestas que demanda la defensa de la vida y la dignidad humana.

Finalmente, la educación, la diplomacia efectiva y el reforzamiento del sistema institucional de la comunidad internacional son áreas de oportunidad que permiten encontrar una vía que encamine la construcción de nuevas estructuras, fortalecidas por los principios que garantizan y protegen la dignidad humana. Combatir es una prioridad y este día invita a reconocer los actuales conflictos globales, el manejo de su resolución y el camino hacia soluciones pacíficas y humanitarias que no queden en aspiraciones, sino en realidades palpables.

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