Esta semana tuvo lugar en Busán, Corea del Sur, una ronda de negociaciones, que tenía como objetivo ser la última, sobre un tratado jurídicamente vinculante para abordar la cuestión de la contaminación plástica.
Dentro de este tratado, se buscaba decidir si se reduciría o eliminaría el uso de los plásticos de un solo uso, así como abordaría la cuestión del empleamiento de sustancias químicas peligrosas en los plásticos.
Previo a las negociaciones había demasiadas expectativas. La directora del Programa de las Naciones Unidas declaró que el tratado estaba en una oportunidad histórica y que este era el curso correcto que debía de tener, mencionando: “está totalmente a nuestro alcance”.
Las negociaciones fueron lideradas por Noruega y Ruanda, con el apoyo de otros 66 países más la Unión Europea, quienes querían regular el diseño, producción y consumo del plástico, así como lo que pasaba después de su uso.
No obstante, a pesar de todo el panorama aparentemente positivo, las negociaciones fracasaron.
Si bien, las delegaciones estuvieron de acuerdo en el texto presentado por la mesa, y preparado por el Comité Intergubernamental de Negociación sobre la Contaminación por Plásticos del PNUMA como futuro precedente, las negociaciones fueron pospuestas hasta 2025.
El aplazamiento de las negociaciones se debió a las presiones y negativas recibidas por parte de las delegaciones de Arabia Saudita, Rusia e Irán junto con países del grupo Árabe quienes se oponían a limitar la producción del plástico, insistiendo que solo la gestión de los residuos debía de ser abordada.
– Créditos a imagen destacada: Hyung-joo. Son –