
Durante el mediodía del 12 de marzo del año en curso, se desarrollaron diversas manifestaciones frente al Congreso del gobierno argentino. Estas reclamaban el recorte a las pensiones de personas jubiladas. A pesar de que en un inicio se planteaba como un movimiento pacífico, culminó con una gran cantidad de detenidos y diversas personas heridas como consecuencia de los enfrentamientos entre los participantes de la protesta y los policías desplegados para contener la manifestación.
Estas exigencias no son nuevas, desde ya hace varias semanas, las personas jubiladas se han reunido cada miércoles en las puertas del Congreso Nacional para posicionarse en rechazo de las políticas gubernamentales frente a la situación económica actual del país. Aunque durante otras movilizaciones también hubo incidentes, estos fueron menores. La protesta del día miércoles se ha catalogado como la más violenta desde que el presidente Javier Milei tomó posesión y comenzó con los recortes nacionales.
En las manifestaciones anteriores únicamente participaban adultos mayores, mismos que sufren de primera mano las repercusiones de las medidas, sin embargo; en esta ocasiones grupos organizados formados por las aficiones de diversos clubes de fútbol decidieron interceder en defensa de los jubilados y como respuesta a los incidentes menores que habían existido en otras ocasiones. Con la presencia de los aficionados deportivos, otros sectores también se unieron a los enfrentamientos en defensa de las causas primarias.
Ante el posicionamiento de los aficionados y otros grupos poblacionales, el Ministerio de Defensa anunció que se desplegarían “estrictas medidas para garantizar el orden y la seguridad pública”. Por esta razón, durante todo el día hubieron diversos choques entre la facción civil y gubernamental, las fuerzas usaron el llamado plan “antipiquetes”, por lo que ante las acciones de los manifestantes, se respondía con gases lacrimógenos, gas pimienta, camiones hidrantes y detonaciones de balas de goma.
Este intento de contención provocó que, según el informe de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, al menos 124 personas fueron detenidas, 99 fueron arrestadas por policías locales mientras que las otras 25, por la Policía Nacional. En el mismo sentido, el Sistema de Atención Médica de Emergencias publicó que 46 personas terminaron heridas entre los disturbios, 20 de esos individuos heridos eran manifestantes, mientras que 26 de ellas era oficiales de las fuerzas de seguridad tanto local como nacional.
Durante la tarde/noche del mismo día, comenzó a circular de forma acelerada en redes sociales, un encabezado en el que se anunciaba la gran herida ocasionada por un policía hacia un periodista que se encontraba cubriendo las movilizaciones. En un video circulante se mostraba el momento en que un policía dispara al fotógrafo, mismo que se encontraba agachado capturando los momentos de la protesta. La herida no fue provocada por el disparo, sino que esta se generó a partir del rebote del cartucho con la cabeza del periodista.
Ante la salida de estas imágenes, la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, únicamente afirmó que Pablo Grillo era un militante kirchnerista, y clasificó a las personas detenidas en la protesta como “criminales”. Otros videos muestran a personas mayores siendo atacadas con gas lacrimógeno. Los daños materiales de las manifestaciones fueron múltiples en los espacios públicos, incluido un carro policial que terminó volcado e incendiado. Finalmente, el Ministerio de Justicia ordenó la liberación de 114 personas que fueron detenidas en las protestas.
– Créditos a imagen destacada: Getty Image –