El 10 de enero de 2025, el gobierno de México, encabezado por Claudia Sheinbaum, inauguró el programa llamado “Sí al desarme, sí a la paz” en la Basílica de Guadalupe como primera sede.
Este programa busca disminuir la violencia y los accidentes relacionados con el uso de armas de fuego, que en muchas ocasiones resultan atractivas para las niñas y niños del país. La estrategia se implementa mediante la cesión voluntaria de cualquier tipo de arma, fusil o cartucho, incluso si se trata de equipo exclusivo del Ejército Mexicano. A cambio, se ofrece una remuneración económica que va desde los 260 hasta los 26,000 pesos mexicanos, dependiendo del tipo de arma y de si esta está en funcionamiento o no. La iniciativa garantiza no investigar la procedencia del armamento ni recopilar datos del remitente, con el fin de incentivar la entrega.
La intención del proyecto es replicarse con ayuda de los gobiernos municipales y estatales en Baja California, Estado de México, Guanajuato, Guerrero y Tabasco, así como en las iglesias católicas de zonas habitualmente violentas.
Ese mismo día comenzó también la campaña de recolección de juguetes bélicos para que niñas y niños entreguen las armas y pistolas con las que juegan a cambio de juguetes educativos y didácticos.
“Que nunca un joven se acerque a un grupo delictivo, que nunca vean en la violencia una opción de vida, porque es una opción de muerte”, fueron las palabras de la presidenta Claudia Sheinbaum.
La meta de ambas recolecciones es desarmar al país, promover una cultura de paz donde la violencia armada no sea instrumento para la resolución de conflictos y destruir los juguetes bélicos y las armas recopiladas.
“Porque cada arma canjeada en este proyecto representa un delito menos en el país, una vida salvada, una familia que no pierde a un ser querido o una lesión. También significan menos feminicidios”, dijo la actual jefa de Gobierno Clara Brugada.
“No queremos niñas ni niños heridos, lastimados, víctimas de balas perdidas. Tampoco queremos que, en medio de una riña, salga a relucir un arma y ahí se destruyan amistades, familias y se acabe con la salud o la vida de las personas”, reconoció Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Gobernación.
Mientras algunos analistas opinan que “todo esfuerzo que se haga por mantener la paz es correcto” y que “toda despistolización puede llegar a ser buena”, otros no confían en que dicha acción sea suficiente ni que se iguale a la facilidad o magnitud con la que el crimen organizado adquiere armamento, principalmente importado de los Estados Unidos.
En México suceden alrededor de 2,000 homicidios cada mes, muchos de ellos cometidos a mano armada. Durante el sexenio pasado, 7 de cada 10 asesinatos fueron perpetrados con armas de fuego. En esta ocasión, el Gabinete de Seguridad aseguró que, desde el cambio de administración, las víctimas de homicidios dolosos han disminuido del promedio diario de 87 muertes a 73.
Finalmente, el rector de la Basílica de Guadalupe, Efraín Hernández Díaz, se pronunció diciendo:
“Como mexicanos, debemos comprometernos seriamente desde la infancia para construir la cultura de la tolerancia, la convivencia y de la paz, que requieren una voluntad de reconciliación y de reencuentro, iniciando con un rechazo al armamentismo. Nuestro país necesita vivir en paz, y sin duda están haciendo su trabajo. Gracias.”
– Créditos a imagen destacada: La Jornada–
