En los primeros minutos de la madrugada del viernes 25 de octubre, Morena y sus aliados aprobaron una reforma que modifica el artículo 105 y 107 de la Constitución. La reforma de la “Supremacía Constitucional” hará que cualquier apelación, amparo o demanda en contra de los cambios a la Constitución sean improcedentes. Este ajuste surge para hacer intocables las decisiones del legislativo a pesar de ser ampliamente criticadas. Por ejemplo, con el caso de la reforma al poder judicial, la adición de la Guardía Nacional a la SEDENA y la, aún pendiente, eliminación de órganos autónomos. De esta forma, la posibilidad de detener el poder del Congreso, es decir a los diputados y senadores, queda bastante complicado.
La tercera sesión, donde se discutió y aprobó el tema, resultó caótica, ya que dio paso a gritos y manifestaciones tanto de la oposición como de Morena y sus aliados. Alrededor de las 11 de la noche del jueves 24 de octubre, los senadores se vieron obligados a dar una pausa a la reunión después de la intensa escena en la que, con megáfonos y pancartas, la oposición dijo “Morena es la dictadura” y “No a la dictadura en México”. Mientras tanto, los legisladores del partido en funciones sostenían pancartas que decían “La oposición moralmente derrotada”.
De entre los 41 senadores que se opusieron a la idea, el PRI y Movimiento Ciudadano resaltaron la regresión que se estaría haciendo en materia de derechos humanos. El panista, Ricardo Anaya habló sobre la urgente necesidad de mecanismos para resolver una situación como esta. Marko Cortés, dirigente del PAN, se quejó de la supuesta presión ejercida por parte de Morena para que el sentido de voto de Yunes fuera a favor. No obstante, mientras el coordinador de Morena, Adán Augusto López afirmaba que no había pruebas de lo dicho, el ex panista, Miguel Ángel Yunes insistió en que tiene el derecho de votar libremente y lo seguirá haciendo “en apoyo a la presidenta Claudia Sheinbaum”.
Por otro lado, de los 85 senadores que apoyaron la reforma, el morenista Saúl Monreal hizo énfasis en que la iniciativa solo es una “redefinición que busca optimizar el funcionamiento del sistema democrático”. Igualmente, el presidente de la cámara de diputados, afirmó que la oposición, al no estar en contacto con el sentir de los mexicanos, obstaculiza la transformación democrática del país. En otras palabras, “Por eso estamos aquí, con una reforma que el pueblo nos exigió para resolver el problema que ustedes crearon” dijo Alejandro Murat, senador de Morena.
Finalmente, en la sesión matutina del Poder Judicial de la Federación (PJF), el ministro Juan José Olvera, sostuvo la postura de que el proceso aún no ha acabado y todavía puede ser impugnado ante tribunales federales.
Sin embargo, al ya haber sido aprobada por la Cámara de Senadores, se envió horas más tarde a la Cámara de Diputados para su revisión, y muy probable aprobación. En ese caso, pasaría a las legislaturas estatales, y, si es aprobada por 17 de las 32, se publicará en el Diario Oficial de la Federación (DOF). De esta forma, Morena habría concretado la prohibición de impugnar en contra de los cambios constitucionales.
Entonces, solo queda preguntarse
- ¿Qué herramientas quedarán para que las y los mexicanos expresen su descontento ante los cambios hacia su Constitución?
- ¿Podrá el poder legislativo cuestionar y ajustar futuras reformas constitucionales, o quedarán los ciudadanos y sus representantes sin opción de oposición?
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