
El 4 de marzo entraron en vigor los aranceles que había anunciado el Presidente Trump del 25% a bienes de México y Canadá, así como nuevas tarifas para los productos de China, aumentando del 10% al 20%. Desde su campaña electoral, Trump prometió estos aranceles, mismos que reiteró al firmar la Orden Ejecutiva 14198: Imposición de obligaciones para abordar la situación en nuestra frontera sur, el 1 de febrero. Inicialmente comenzaban desde la firma de la Orden Ejecutiva, aunque se pospusieron por un mes después de una llamada entre la Presidenta Claudia Sheinbaum y Trump, en la que acordaron trabajar conjuntamente por la seguridad y migración de la frontera.
Los aranceles surgieron como una estrategia comercial estadounidense bajo el argumento de que sus tres principales socios comerciales, mencionados con anterioridad, no habían implementado acciones para detener la entrada del fentanilo a Estados Unidos. No obstante, los aranceles abren la posibilidad a una guerra comercial que modifica el flujo de 2.2 billones de dólares anuales y el incumplimiento de los principios del acuerdo comercial de Norteamérica T-MEC. Mismo tratado que vulnera la competitividad comercial de la región, desestabiliza las cadenas de suministro y afecta la inversión productiva, generando grandes afectaciones en la inflación de México, particularmente.
Ante las acciones de la Presidencia de Estados Unidos, la Presidenta Claudia Sheinbaum dió a conocer que México responderá con aranceles y planeaba anunciarlo en el Zócalo capitalino el domingo, aunque tendría una llamada con Donald Trump el 6 de marzo. Igualmente, destacó que la medida unilateral pone en riesgo a empresas nacionales e internacionales con operaciones en México, y a ambas poblaciones. Por otra parte, China y Canadá se pronunciaron inmediatamente con aranceles para Estados Unidos. Primero, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, declaró:
“Hoy, Estados Unidos lanzó una guerra comercial contra Canadá, contra su socio y aliado más cercano. […] Al mismo tiempo, ellos están hablando sobre trabajar activamente con Rusia, apaciguando a Vladimir Putin, un dictador asesino mentiroso”.
Agregó que se implementarían tarifas del 25% en importaciones de Estados Unidos, con valor de 30 billones de dólares canadienses con efecto inmediato, destacando:
“No hay absolutamente ninguna justificación o necesidad alguna para los aranceles hoy. Los canadienses somos razonables, somos respetuosos, pero no nos echaremos atrás en una pelea”
China respondió al notificar aranceles del 15% para productos como el pollo, trigo, maíz y algodón, y del 10% para sorgo, soja, carne de cerdo, ternera, frutas, verduras y productos lácteos y acuáticos. El Vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Lin Jian transmitió un mensaje firme, en el que decía:
“China luchará hasta el final […] en una guerra arancelaria, guerra comercial o cualquier otra guerra”



Créditos de imágenes: Raquel Cunha/Reuters, Adrian Wyld /The Canadian Press y Ministerio de Asuntos Exteriores de China
Sin embargo, a tan solo dos días después, el jueves 6 de marzo, Trump dió a conocer que México y Canadá estarán eximidos de aranceles en productos incluidos dentro del marco del T-MEC, la mayoría de los que adquirieron tarifas, hasta el 2 de abril. Esto ocurrió posterior a la llamada que el Presidente Trump sostuvo con su homóloga de México, la doctora Claudia Sheinbaum y la consideración que le tiene. Aunque el trato se extendió para Canadá, Trudeau aclaró que los aranceles se mantendrán dada la posibilidad de que resurjan las tarifas de Estados Unidos, pero suspendieron la segunda ola de tarifas.
Finalmente, está por verse qué ocurrirá en Norteamérica en relación con los aranceles, para Estados Unidos es una estrategia para posicionarse fuerte bajo la narrativa de Make America Great Again y el aislacionismo que conlleva. No obstante, las propias respuestas de China y Canadá limitan los beneficios económicos que Trump promete para la población estadounidense en cuanto al control de la inflación, creando escenario para una guerra comercial. Por su parte, México está reaccionando con mayor calma a la de su anterior sexenio, esperando negociar con su principal socio comercial y potencia en el mundo. La pausa genera incertidumbre sobre qué podrá ocurrir una vez que llegue el 2 de abril, poniendo en duda, una vez más, la credibilidad de las declaraciones de Donald Trump por los diversos plazos que se han dado en aranceles.