
Alrededor de las 8.30 a.m. del día 21 de abril, la Santa Sede dio a conocer el fallecimiento del Papa Francisco I a los 88 años de edad. Durante los últimos meses estuvo experimentando constantes complicaciones en su salud, incluso llegando a estar hospitalizado por algunos días antes de la Semana Santa. Sufriendo de afecciones como la Bronquitis y una crisis respiratoria asmática. Según la versión oficial, su muerte ocurrió a consecuencia de un derrame cerebral, el cual lo llevó a un coma y a un fallo cardiaco irreversible.
Hasta la gestión del Papa Francisco, los temas relacionados a la Diversidad de Género, el Medioambiente y la Comunidad LGBT+ siempre fueron apartados por las autoridades de La Curia. Además, existía una culpabilización constante por parte de las autoridades eclesiásticas hacia quienes pertenecen a las disidencias sexuales. Sin embargo, con la llegada de Bergoglio al poder, este comenzó a marcar hitos relevantes entre la unión de la iglesia y las minorías poblacionales.
Desde su toma del cargo el 13 de marzo de 2013, Francisco se separó de forma abrupta de los discursos planteados por sus antecesores. Comenzó a tomar una postura más liberal y llevó a la iglesia a hacia un acercamiento paulatino con diferentes grupos históricamente vulnerados por la institución; entre ellos la Comunidad LGBT+. Estas acciones comenzaron a realizar eco entre la población Católica y no Católica, marcando un hito en su papado.
Es cierto que cuando fungía como Cardenal, el fue uno de los muchos opositores a la Ley 26.618 que reformó Código Civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo en Argentina. Si bien apoyaba las uniones civiles, no las reconoció como matrimonios. A pesar de ello, cuando asume el papado, su mirada cambia hacia un enfoque más inclusivo. Esta perspectiva se hizo notar en diversos dichos por parte del Santo Padre.
Entre las frases más icónicas y representativas de su postura se encuentra la que realizó al regreso de su viaje a Brasil, donde mencionó: “Si una persona es gay y busca al Señor, ¿quién soy yo para juzgarlo?“. Además hubo varios acercamientos con la población LGBT+, desde una llamada que sostuvo con Diego Neria, un transexual español, donde aseguró que “Dios ama a todos sus hijos tal como son”. Hasta encuentros con varios activistas, como Juan Carlos Cruz, un chileno homosexual que denunció los abusos dentro de la iglesia.
La acción más relevante durante el papado de Francisco I fue la firma de un documento oficial donde se permitía ejercer bendiciones a las parejas homosexuales. Aunque este no reconoció el matrimonio institucional para parejas del mismo sexo, significó un gran paso para la visibilización de estas parejas. El documento le costó muchas críticas y cuestionamientos por parte de sus opositores más fuertes, a pesar de ellos no se retractó.
Además, organizó la primera reunión con un grupo de personas pertenecientes a la disidencia sexual. En la convivencia el defendió su mirada de apertura y acercamiento, al mismo tiempo que permitía que los padres de quienes tienen un hijo LGBT+ comentaran sus preocupaciones respecto al tema. Varios activistas reconocieron y aplaudieron sus dichos, con ello cada día aumentaba el apoyo y la presencia de jóvenes en los grupos religiosos de la iglesia. Incluso se llegaron a formar grupos completos para la inclusión.
A pesar de que no existió una reforma concreta para reconocer a los matrimonios de las parejas del mismo sexo dentro de la institución, el Papa siempre alentó el dialogo y constantemente invitaba a los sacerdotes a abrir un espacio de respeto y reconocimiento de la Comunidad. Aunque nunca rompió con la doctrina de la iglesia, y trató de ser un mediador de las partes más radicales de la institución, Francisco representó un pasó de fe para quienes buscaban acercarse a dios pero eran apartados y juzgados.
La muerte del Papa no solo deja en incertidumbre la relación de la iglesia y la Comunidad LGBT+, también repercute en temas de género, su cercanía con otras religiones, el desgaste medioambiental y el propio papel del Papa como mediador internacional. A días del inicio del Cónclave, diversos grupos esperan que su sucesor continúe con una línea cercana a la de Francisco. Y aunque diversos perfiles ya se posicionan como los favoritos para continuar con la administración eclesiástica, el futuro es incierto.
Finalmente, se remarca el momento histórico tan complicado en el que se da su muerte, pues los discursos nacionalistas y conservadores siguen avanzando en todo el mundo. Mientras que el Papa representaba un freno a los discursos de odio y divisores, hoy varios grupos sociales buscan que la iglesia regrese a sus bases más tradicionalistas y cerradas. Por el momento, la sociedad y en especial, los grupos más vulnerables siguen recordando a quien acercó la fe a las personas que han sido invisibilizadas.
– Créditos a imagen destacada: Infobae –