La teoría marxista es interpretada por Moishe Postone como una crítica a la sociedad moderna que se centra en la mediación social introducida con la llegada del capitalismo. Comprendiendo cómo las relaciones humanas han sido transformadas a través de la estructura y dinámica del trabajo bajo el capitalismo. A diferencia de las sociedades precapitalistas, en las que las relaciones sociales estaban estructuradas sobre principios de tradición o autoridad personal, el capitalismo introduce una forma de mediación impersonal y abstracta que cambia la forma en que las personas se relacionan entre sí y con el trabajo.
En este orden de ideas, la mediación del trabajo abstracto se vuelve una categoría fundamental para la mediación social a través de sus categorías concomitantes: valor, mercancía y capital (Martín, 2019).
La lógica abstracta del capitalismo según Deleuze y Guattari
De acuerdo con Deleuze y Guattari, el capitalismo opera mediante una “axiomática abstracta”, un conjunto de principios formales y abstractos que definen y rigen su funcionamiento. Estos principios, como la acumulación de capital y la mercantilización, son impersonales y universales, y no dependen de códigos específicos ni de relaciones personales de dominación. Este enfoque permite al capitalismo aplicar su lógica abstracta a todos los aspectos de la vida social, convirtiendo la valorización del valor en el núcleo de su funcionamiento.
La axiomática abstracta de Deleuze y Guattari implica un proceso de descodificación de los flujos sociales. Esto significa que el capitalismo rompe con las formas tradicionales de organización y jerarquía, liberando ciertos flujos, pero a su vez, imponiendo una nueva lógica de dominación impersonal a través de la mercantilización y el valor abstracto. Este sistema no es estático; es adaptable y dinámico, lo que permite expandirse sin límites definidos, afectando a todos los ámbitos de la vida.
En las reflexiones presentadas en el artículo “El emprendimiento como reivindicación económica” (Veyro, 2024), se analiza cómo el dinamismo del capitalismo puede ser usado como una herramienta para subvertir su propia lógica. Este análisis retoma la axiomática abstracta planteada por Postone, Deleuze y Guattari, argumentando que las mismas dinámicas que estructuran al capitalismo, como la valorización del valor y la mercantilización, pueden reinterpretarse y emplearse estratégicamente para proponer alternativas económicas. Así, lejos de aceptar el capitalismo como un sistema inmutable, se explora la posibilidad de desarticular sus mecanismos de dominación desde dentro, construyendo modelos que trasciendan su lógica y favorezcan el bienestar social y ambiental.
Para entender mejor la naturaleza expansiva y autodestructiva del capitalismo, podemos compararlo con el cáncer. Al igual que una célula cancerígena que se multiplica de manera descontrolada en el cuerpo humano, el capitalismo aplica una lógica que prioriza la acumulación y el crecimiento sin límites ni restricciones éticas o ecológicas. Este crecimiento sin control va degradando los tejidos de la sociedad, afectando las estructuras sociales, políticas y económicas. La lógica de acumulación y expansion propia del capitalismo, similar el crecimiento canceroso, se extiende sin importar el daño que cause a los “órganos” de la sociedad, lo que lleva a la degradación de la cohesión social y el equilibrio ecológico.
La crítica de Marcuse: La homogeneización del pensamiento
Herbert Marcuse, en su análisis, argumenta que el capitalismo ha generado una homogeneización de la cultura y el pensamiento. Los medios de comunicación de masas, como señala Masset (1969), actúan como transmisores de una ideología que promueve la uniformidad y el conformismo. Según Marcuse, los medios no solo difunden ideas, sino que moldean las necesidades y deseos individuales, limitando la capacidad crítica de las personas. Esto contribuye a una “euforia en la infelicidad”, en la que las personas persiguen placeres y necesidades impuestas por fuerzas externas, perdiendo su independencia de pensamiento.
En este sentido, Marcuse señala que el lenguaje se vuelve una herramienta de dominación: términos como “eficiencia”, “progreso” y “productividad” son incorporados en el lenguaje cotidiano, reforzando una mentalidad utilitarista y autoritarista. Los medios de comunicación, entonces, operan como venas que propagan células de un sistema basado en una lógica de dominación y control, en vez de facilitar una diversidad de expresiones y pensamientos.
Masset (1969) destaca del pensamiento de Marcuse que “La independencia del pensamiento, el derecho a una oposición política, pierden su función crítica, desde el momento en que la organización de esta sociedad la hace más apta para satisfacer las necesidades individuales, resultando en necesidades artificiales para los individuos, impuestas por los grupos sociales dominantes.
Capitalocentrismo y la crítica de J.K. Gibson-Graham
J.K. Gibson-Graham, bautizan a este cáncer. El concepto de “capitalocentrismo” que desarrollan las autoras, cuestiona la tendencia de percibir el capitalismo como el único sistema económico viable. Este término se refiere a una visión que limita nuestra imaginación y posibilidades de concebir alternativas al capitalismo, ya que permea profundamente en el lenguaje, las representaciones sociales y las estructuras de poder. Este capitalocentrismo impide la consideración de prácticas económicas diversas y legitima la idea de que solo existe una forma de organización económica.
Gibson-Graham sugieren que para contrarrestar esta visión es necesario desarrollar un marco analítico que reconozca la diversidad económica, permitiendo imaginar y construir modelos híbridos que integren otras formas de producción, intercambio y consumo. Este enfoque es una “receta” para enfrentar los efectos nocivos de un sistema capitalista dominante, reconociendo que, si bien el capitalismo parece ineludible, existen modos de coexistir con él mediante la creación de alternativas económicas, que aprovechando el principio del “valor” capitalista, valoren lo social y lo ambiental.
Perspectivas críticas del capitalismo
Los análisis de Postone, Deleuze y Guattari, Marcuse y Gibson-Graham se complementan en la crítica al capitalismo, al exponer su lógica impersonal y abstracta que se ha convertido en un mecanismo de control social. Postone describe el papel del trabajo abstracto como una mediación fundamental en el capitalismo, mientras que Deleuze y Guattari exploran la axiomática abstracta que permite la expansión del capitalismo sin restricciones. Marcuse, en cambio, muestra cómo esta expansión lleva a una uniformidad cultural que anula el pensamiento crítico y creativo. Finalmente, Gibson-Graham presentan el concepto de capitalocentrismo, sugiriendo que la sociedad ha llegado a concebir el capitalismo como una estructura inmutable.
La conexión entre estos autores, permite ver el capitalismo como un sistema de dominación totalizante, en el cual las relaciones de poder se perpetúan mediante una lógica que permea todos los aspectos de la vida, desde las relaciones personales, hasta los deseos individuales y el lenguaje. Al unir estas perspectivas, emerge una imagen del capitalismo como un sistema que se comporta de manera similar a un cáncer, reproduciéndose y adaptándose continuamente, mientras absorbe y transforma todas las resistencias en elementos de su propia dinámica.
Hacia una economía poscapitalista
Podemos comprender el capitalismo como un sistema cuyo crecimiento descontrolado tiene consecuencias devastadoras para la cohesión social y el medio ambiente. La crítica conjunta de estos autores sugiere que, aunque el capitalismo se presenta como un sistema neutral y objetivo, es en realidad una estructura que perpetúa la desigualdad y limita las posibilidades de renovación social.
Para contrarrestar el capitalocentrismo, es crucial fomentar el pensamiento crítico y creativo como herramientas para imaginar y construir alternativas al capitalismo. Esto implica reconfigurar el pensamiento creativo, que actualmente está influido por la lógica de la productividad y la competitividad, para que se convierta en un proceso de análisis, ideación y resolución de problemas desde una perspectiva de pluralidad y perspectiva interseccional.
Aunque vemos el capitalismo como una realidad inmutable, las ideas presentadas, nos brindan un marco conceptual para cuestionar y desafiar esta estructura hegemónica. La construcción de una economía poscapitalista requiere imaginar y experimentar con modelos económicos híbridos, en los que se priorice el bienestar humano y ecológico, y se reconozcan las múltiples formas de organización económica que ya existen y que puedan ofrecer alternativas viables.
Referencias:
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