¿Qué pasa con la política arancelaria de Trump? Una guerra comercial intermitente

Ilustración de bandera de China y de Estados Unidos

El 9 de abril, el Presidente Trump anunció una pausa de 90 días en la aplicación de los aranceles recíprocos que había promulgado el pasado 2 de abril, después de una caída significativa en los mercados globales y el creciente riesgo de recesión. La prórroga solamente será válida para aquellos países que no respondieron con represalias a Estados Unidos y que buscaron tener un espacio de diálogo para discutir las problemáticas señaladas por Trump. A lo único que estarían sujetos los socios comerciales de Estados Unidos es a los aranceles universales de 10%, con excepciones en los farmacéuticos, microchips, artículos de madera, productos energéticos y minerales críticos. 

Aún así, las decisiones de Trump fuera del libre comercio pueden tener grandes efectos para las economías de países en desarrollo que dependen de exportar a Estados Unidos, al igual que países como Australia y Corea del Sur que manejan un amplio comercio en Norteamérica.  Además, los aranceles del 25% sobre las importaciones de México y Canadá en bienes fuera del marco T-MEC continúan, e incluso se añadieron impuestos del 10% para energía y potasa. Igualmente, se mantiene el 25% de tarifas globales sobre automóviles extranjeros. El 10 de abril, Trump amenazó a México con aranceles y sanciones si no cumplía con el Tratado de Aguas de 1944, el cual establece que Estados Unidos debe enviar agua desde el Río Colorado y México debe entregar parte del agua de Río Grande, ambos ubicados en la frontera. De acuerdo con el Presidente Trump, México ha incumplido en la entrega de agua y por lo tanto, le “roba” agua a los agricultores texanos. Pero la Presidenta Claudia Sheinbaum hizo hincapié en que México cumple con el tratado en la medida de lo posible debido a las sequías de los últimos años como un efecto por el cambio climático, hasta presentó una propuesta para dicho envío de agua. 

No obstante, el único país que no fue incluido en la pausa fue China, con impuestos hasta de un 145% con efecto inmediato, dados los crecientes aumentos de tarifas entre China y Estados Unidos; además, incluye las anteriores imposiciones arancelarias por el flujo de fentanilo. Como respuesta, China no ha cedido y se ha posicionado firmemente ante su actual potencia rival; pues el 11 de abril, el Presidente Xi Jinping, anunció aranceles de 125% a Estados Unidos, donde declaró:

Durante más de 70 años, el desarrollo de China se ha basado en la autosuficiencia y el trabajo duro, nunca en donaciones de otros, y no teme ninguna represión injusta.

 Horas antes del pronunciamiento de Xi Jinping, la administración de Donald Trump resaltó que si China quería llegar a un acuerdo debía solicitar una llamada con Trump. Y Beijing aclaró que cualquier otro aumento de aranceles será considerado inválido porque atenta contra acuerdos del comercio internacional.

A pesar de que se trata de una medida para que los socios comerciales de Estados Unidos atiendan las prioridades actuales de Trump, su estrategia está debilitando su credibilidad ya que no es la primera vez que se da una prórroga en los aranceles. Asimismo, se está presentando una latente guerra comercial con las potencias económicas que amenaza a los mercados globales y en un mediano plazo, a los consumidores. Por otra parte, el uso del cumplimiento de tratados según sea favorable para Estados Unidos y el agua como moneda de cambio demuestran las alternativas que Trump planea para presionar y cumplir con sus objetivos. No obstante, la implementación de aranceles universales puede llegar a perjudicar gravemente el comercio libre internacional, y sobre todo amplía la incertidumbre de cuáles serán las siguientes acciones de Trump en política exterior.

– Créditos de imagen destacada: Dado Ruvic/ Reuters

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio
×