Tenía 91 años y fue uno de los rostros y nombres más influyentes a nivel internacional gracias a sus aportes a la etología, la rama de la biología que estudia el comportamiento de los animales en su medio natural.
Jane Goodall, la primatóloga y activista británica que cambió la manera en que la ciencia observa a los chimpancés, falleció por causas naturales este miércoles en California, donde se encontraba realizando una gira de conferencias, según informó el Instituto Jane Goodall (IJG) a través de un comunicado en su perfil de Instagram:

Hoy, la científica y activista por los derechos de los animales deja un legado medioambiental digno de recapitular:
Valerie Jane Morris Goodall nació en Londres en 1934. Hija de un empresario y una novelista, recibió de niña un chimpancé de peluche llamado Jubilee, objeto que marcaría simbólicamente el inicio de su fascinación por los animales.
“Aparentemente, desde que tenía 1 año y medio o 2 solía estudiar insectos, cualquier cosa, y esto gradualmente evolucionó, se desarrolló y creció. Luego leí libros como Dr. Dolittle y Tarzán. Entonces África tenía que ser mi objetivo”, dijo Jane en una entrevista con Terry Wogan de la BBC en 1986.
Pero, ¿cómo se convirtió Jane en este ícono medioambiental?
De mecanógrafa a pionera primatóloga
Privada de una formación científica tradicional, Jane Goodall pasó sus primeros años adultos entre teclados de oficina como mecanógrafa y turnos de camarera, ahorrando cada moneda con un propósito claro: viajar a África.
En 1957, ese anhelo se concretó con un viaje a Kenia que marcaría un antes y un después. Fue allí donde conoció al renombrado paleoantropólogo Louis Leakey, quien, cautivado por su capacidad de observación y su entrega instintiva al mundo animal, se convertiría en su mentor y le asignaría una misión: estudiar por primera vez, en estado salvaje, el comportamiento de los chimpancés en el bosque de Gombe, en la actual Tanzania.

Jane en el Parque Nacional de Gombe
En 1960, Goodall llegó a la reserva de Gombe Stream, donde comenzó un trabajo de campo revolucionario que se extendió por años. Sus métodos rompieron con los convencionalismos científicos de la época: en lugar de asignar números a los chimpancés, les puso nombres y registró detalladamente sus comportamientos.
Descubrió que estos primates fabricaban y usaban herramientas, cazaban carne, participaban en complejas interacciones sociales, celebraban rituales como las llamadas “danzas de la lluvia” y realizaban guerras organizadas.

En 1965, Jane Goodall establecería el Centro de Investigación Gombe Stream, ubicado en la reserva del mismo nombre, con el objetivo de consolidar y dar continuidad a su trabajo de campo.
Años más tarde, en 1977, fundaría el Instituto Jane Goodall, una organización dedicada a la conservación de la biodiversidad, la educación ambiental y la protección de los grandes simios y sus hábitats en todo el mundo.
El legado Goodall
A lo largo de su prolífica trayectoria, Jane no sólo transformó el estudio de los primates, sino que también dejó un vasto legado escrito. Publicó numerosos artículos científicos y obras de divulgación, entre las que destaca El libro de la esperanza (2021), una reflexión profunda sobre el futuro del planeta y el imperativo moral de protegerlo.
En 2002 fue nombrada Mensajera de la Paz por las Naciones Unidas, y a lo largo de los años recibió algunas de las más altas distinciones internacionales: la Medalla Hubbard de la National Geographic Society, la Medalla conmemorativa del 60º aniversario de la Unesco y el Premio Gandhi/King por la No Violencia.
Hasta poco antes de su muerte, Goodall continuaba recorriendo el mundo, impartiendo conferencias, dialogando con científicos, estudiantes y activistas; llamando a una acción colectiva y urgente por salvaguardar la vida, en toda su esencia.