
El primero de septiembre, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, ofreció en Palacio Nacional su primer informe de gobierno que buscó mostrar avances en múltiples frentes: migración, economía, política social, infraestructura y relaciones internacionales. La mandataria presentó un panorama optimista, cargado de cifras y promesas que, de cumplirse, marcarían un cambio profundo en la vida pública del país.
Migración:
En materia migratoria, la mandataria explicó que su gobierno ha desarrollado un programa de apoyo integral para las personas mexicanas deportadas, con servicios de salud, transporte de regreso a sus comunidades, vivienda temporal y acceso a programas sociales llamado “México te abraza”. Según sus cifras más de 80 mil connacionales han recibido este acompañamiento desde febrero. La narrativa oficial se centra en la idea de que ningún migrante queda desamparado, aunque la magnitud del reto plantea dudas sobre la sostenibilidad de estas medidas en el mediano plazo.
Economía y Comercio:
En el plano económico, Sheinbaum remarcó que México mantiene una de las tasas arancelarias más bajas a nivel global, lo que coloca al país en una posición estratégica ante las fricciones comerciales con Washington. La presidenta también adelantó encuentros con líderes de Canadá y Francia, además de acuerdos recientes con Brasil y la modernización del tratado con la Unión Europea.
Al interior, la mandataria presumió que la moneda nacional se encuentra estable por debajo de los 19 pesos frente al dólar. Resaltó el crecimiento del turismo en más de un 13% y un aumento al salario mínimo del 12 %. Además, habló de la incorporación de los trabajadores digitales a la seguridad social.
Bienestar y programas sociales
El eje social ocupó un lugar central en su informe. Se reportó una inversión de 850 mil millones de pesos en Programas del Bienestar, equivalente al 2.3% del PIB, con un impacto directo en más de 32 millones de familias. Según la mandataria, estas políticas han permitido que México se convierta en el segundo país con menor desigualdad en América, después de Canadá, con un coeficiente de Gini que descendió de 0.426 a 0.391, el nivel más bajo en cuatro décadas.
Salud y vivienda
En salud, Sheinbaum aseguró que el abasto de medicamentos alcanza el 90%, además del compromiso de construir 31 nuevos hospitales para 2025. También anunció la ampliación de la red de centros de salud con laboratorio, que pasará de 553 a 3,387.
En infraestructura social, el programa de vivienda se perfila como uno de los proyectos más ambiciosos de su administración: 1.1 millones de casas nuevas, un millón de escrituras y la mejora de 1.5 millones de viviendas existentes. Este esfuerzo promete más de 4 millones de empleos entre directos e indirectos, financiado sin recurrir a deuda ni nuevos impuestos.
Reformas constitucionales y soberanía nacional
En materia política, Sheinbaum habló de 19 reformas constitucionales y 40 nuevas leyes, que van desde la incorporación de la Guardia Nacional a la Sedena hasta el reconocimiento constitucional de pueblos indígenas y afromexicanos. También se refirió a la recuperación de empresas estratégicas como Pemex y CFE, la promoción de la igualdad sustantiva de género y prohibiciones en temas ambientales, como la restricción al maíz transgénico y los vapeadores. Para la presidenta, estas medidas representan una defensa de la soberanía nacional y un avance democrático; sin embargo, para los críticos, reflejan un rumbo más centralizado en el poder del Estado.
En el informe presidencial de Claudia Sheinbaum los indicadores muestran avances en economía, reducción de desigualdad e inversión social; por el otro, México sigue enfrentando retos profundos en materia de seguridad, confianza institucional y cohesión social.
Más que preguntarse únicamente por el cumplimiento de metas, el reto es entender qué significan estas cifras y reformas en el día a día de las personas. Al final, lo que está en juego no es solo un sexenio, sino la capacidad de México para construir un rumbo claro en medio de un escenario global cada vez más incierto.