
Desde el inicio de 2025 se han intensificado los combates entre el ejército de la República Democrática del Congo y March 23 Movement (M23), un grupo armado de etnia tutsi que se separó de las fuerzas armadas hace 10 años y supuestamente cuenta con el respaldo de Ruanda, estos últimos, han conseguido aumentar el territorio en el que mantienen control. Durante su resurgimiento en 2023, se mantuvieron al este de la provincia de Kivu del Norte; sin embargo, los enfrentamientos se dieron al movilizarse hacia el sur, tomando las ciudades de Minova y Masisi. Por el momento, el grupo rebelde se encuentra avanzando hacia Goma, capital de la provincia, donde viven más de 2 millones de personas y un centro regional para esfuerzos humanitarios y de seguridad.
Hasta el jueves 23 de enero, los líderes locales notificaron la muerte de 200 personas en las áreas capturadas por M23; igualmente, la Agencia de la ONU para los Refugiados notificó que más de 400,000 personas han sido desplazadas de las provincias de Kivu del Norte y del Sur desde el comienzo del año. Asimismo, el viernes 24 de enero falleció el Gobernador de Kivu del Norte Peter Cirimwami, general militar que combatió al frente contra M23; no se sabe con claridad cuáles fueron las circunstancias ya qué quienes avisaron a los medios lo hicieron de manera anónima, pues no cuentan con autorización para hablar públicamente.
Mientras M23 avanza, aumenta el pánico por el sonido de bombas a las afueras de Goma y miles de ciudadanos heridos por los enfrentamientos, incluidas infancias. El grupo armado es uno de 100 grupos del este del Congo que buscan controlar los ricos materiales minerales del territorio como el oro, la casiterita, el coltán, los diamantes, la turmalina, el pirocloro y el wolframio.
A medida que M23 extiende su control sobre áreas clave, el número de víctimas y desplazados continúa aumentando, reflejando el impacto devastador que el complejo conflicto en el país ha causado. La pérdida del gobernador Cirimwami subraya la gravedad de la crisis y la falta de estabilidad en la región. Finalmente, la comunidad internacional sigue de cerca estos eventos, mientras la población congoleña enfrenta un futuro incierto en medio de la violencia y la desesperación por sentirse seguros.