Introducción
La movilidad humana es un fenómeno que ha acompañado a las sociedades desde sus orígenes. Con el paso del tiempo, esta se ha ido transformando; a pesar de ello, mantiene el sentido de búsqueda de un mejor panorama de vida para el individuo y su comunidad. La migración, a diferencia del refugio, no está definida bajo ningún consenso internacional; sin embargo, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define la migración internacional como el proceso mediante el cual una persona o un grupo de personas se traslada de un país a otro con el propósito de establecerse.
En el contexto actual, podemos observar estos procesos en todo el mundo. De acuerdo con el último informe de la OIM, este año se estima que el número de migrantes internacionales es de 281 millones, lo cual representa el 3.6% de la población mundial. Esto destaca la migración como un fenómeno imposible de ignorar en la realidad actual.
Entre los tres principales corredores bilaterales de migración internacional en 2024 se encuentran Ucrania-Rusia, República Árabe Siria-Turquía y, con alrededor de 12 millones de migrantes, México-Estados Unidos (Gráfico 2, McAuliffe & Oucho, 2024). En el presente trabajo se abordarán análisis centrados en estos dos últimos países, ya que concentran el mayor tránsito de migrantes internacionales. Resulta interesante estudiar sus realidades, pues, a pesar de su cercanía geográfica, mantienen concepciones distintas en sus agendas y políticas migratorias.
Cuando hablamos de realidades y de cómo se construyen, un factor que interviene indiscutiblemente son los medios de comunicación. Estos pueden concebirse como instrumentos de socialización, a través de los cuales se obtiene información vital, se moldean sentimientos, creencias y juicios, y se facilitan ciertas construcciones mentales por las que transcurre el pensamiento colectivo. Esto se proyecta en los discursos expuestos en las agendas políticas de los estados modernos.
El presente análisis tiene como objetivo identificar las narrativas sobre el fenómeno migratorio en los medios de comunicación de México y Estados Unidos, cómo estas influyen en la concepción colectiva del fenómeno y cómo funcionan como un estrato en los procesos de securitización de cada Estado.
Marco teórico
Para comprender con mayor profundidad estos procesos, que van desde la construcción de narrativas hasta la consolidación de amenazas para la seguridad estatal, se presentan los siguientes conceptos.
Teoría de la identidad social
Podemos comprender cómo nuestra ideología, creencias, juicios y costumbres se consolidan desde el primer contacto con nuestros núcleos sociales primarios; sin embargo, es interesante observar cómo, a un nivel macro, las sociedades mantienen ciertos preceptos de identidad colectiva.
Henri Tajfel (1978) presenta la Teoría de la Identidad Social, en la cual expone que la identidad social de una persona es aquella parte de su autoconcepto que deriva del conocimiento de su pertenencia a un grupo social (o grupos sociales), junto con el valor y el significado emocional asociado a esa pertenencia. Reconoce el grupo social como la integración de dos o más personas que, al compartir la misma identidad social, se identifican a sí mismas de la misma forma y poseen una definición común de quiénes son, cuáles son sus atributos y cómo se relacionan y diferencian de los exogrupos (grupos sociales a los que no pertenecen).
Canto Ortiz y Moral Toranzo (2005) explican cómo los comportamientos entre grupos están determinados por la identidad social. Esto se evidencia en la diferenciación que se realiza entre grupos al reconocerse como “nosotros” y “ellos”. Dependiendo de esta percepción, las conductas varían hacia los miembros categorizados como parte del endogrupo (grupo con el que el individuo se siente identificado) y hacia los del exogrupo.
Se comprende que las mentes humanas no son individualistas, sino que están socialmente estructuradas; la sociedad está en los individuos, al igual que los individuos están en la sociedad. Su contenido, estructura y funcionamiento están compartidos socialmente y de forma interdependiente con la sociedad (Canto Ortiz & Moral Toranzo, 2005, p. 62).
Las interacciones de los agentes externos con el grupo principal explican, a un nivel psicosocial, cómo se percibe a los migrantes en las sociedades receptoras. A estos se les ve como un “otro” que no pertenece al núcleo, un externo que amenaza el status quo del endogrupo; representan una amenaza latente a la estabilidad de este. Estas premisas llegan a escalar hasta los discursos políticos, en los que se dictaminan las amenazas que atentan contra las naciones.
Securitización
El sentido de seguridad, vinculado a la colectividad, ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes, desde el momento en que la supervivencia individual dio paso a las primeras sociedades. Este concepto de seguridad ha sido un factor social en constante evolución. En la era prehispánica, la seguridad significaba proteger las ciudades de plagas, enfermedades, invasiones o ataques de otras tribus. Hoy en día, aunque el instinto de supervivencia sigue siendo el mismo, su enfoque ha evolucionado hacia nuevas dimensiones y retos.
La Escuela de Copenhague ha desarrollado marcos de análisis alternativos para interpretar el concepto de seguridad en términos estatales e internacionales. Algunos autores de esta escuela han desempeñado un papel fundamental en la conceptualización de la seguridad y en la manera en que ciertos problemas son incorporados en las agendas políticas mediante la securitización. La securitización se refiere a las medidas extraordinarias que los Estados implementan para enfrentar amenazas que ponen en riesgo su seguridad. Ralf Emmers (2013) explica el espectro de la securitización segmentando los niveles de acción estatal en tres fases:
- No politizado: En esta fase, el problema no forma parte del debate público. El Estado no lo concibe como una amenaza real, por lo que no toma acción sobre él.
- Politizado: En la fase politizada, la problemática se maneja bajo el sistema político estándar. Ya es relevante dentro de la política pública, lo que hace necesaria la intervención del gobierno.
- Securitizado: En esta última fase, el problema es concebido como un asunto de seguridad. Un actor articula un problema ya politizado como una amenaza para el Estado; en este punto, es necesario implementar medidas extraordinarias para preservar la seguridad.
El actor que inicia el proceso de securitización es crucial, ya que su rol revela su poder e influencia. Normalmente, las amenazas al status quo son securitizadas por el Estado o sus élites. Para que la securitización se consolide, el actor debe convencer a un sector relevante, como la opinión pública o alguna élite política o militar. Esto ocurre mediante el speech act, que consiste en la representación discursiva de un problema como una amenaza para la seguridad. Para asegurar la securitización del problema, es fundamental lograr la aprobación de un sector relevante de la sociedad y socializarlo de manera persuasiva a través de los principales medios de comunicación (Emmers, 2013).
La securitización de la migración se ha presentado en diversos Estados. Esto puede observarse principalmente en las políticas restrictivas que algunos países han implementado en sus fronteras. Ciertos flujos migratorios en situación de irregularidad tienden a ser considerados como amenazas de seguridad en los países de destino, ya que se les asocia con actividades terroristas, narcotráfico y trata de personas, entre otras. De ahí que la acción de los Estados frente al fenómeno migratorio esté cada vez más determinada por consideraciones de seguridad nacional, lo cual conlleva la implementación de políticas restrictivas a la migración (Velásquez et al., 2020).
Framing & Agenda Setting
Como se expuso anteriormente, un factor relevante en el proceso de securitización de amenazas en las agendas políticas es la mediatización del discurso. En la realidad globalizada en la que participamos, los medios de comunicación y las redes sociales constituyen nuestras principales vías de socialización e información, manteniéndonos al tanto de lo que ocurre en el mundo.
Es esencial analizar cómo se presentan los temas sociales que afectan nuestro presente. Para abordar este análisis, existen dos conceptos fundamentales en el estudio de la comunicación política: el Agenda Setting y el Framing.
Aruguete (2017) señala que la teoría del Agenda Setting se enfoca inicialmente en la transferencia de la relevancia de ciertos temas desde los medios hacia el público. Aunque los medios de comunicación no tienen un poder absoluto para dictar qué pensar, sí pueden decidir en qué centrar nuestra atención, silenciar ciertas realidades y establecer discursos manipulados. La forma en que se exponen ciertos fenómenos, como la migración, influye profundamente en la comprensión y perspectiva social de estos temas; la acentuación de ciertos aspectos en la cobertura noticiosa de un objeto puede tener un efecto decisivo en cómo se percibe y comprende en la sociedad.
Por otro lado, al abordar el Framing, McCombs (1997), citado en Aruguete (2017), define el framing como “una agenda con un número restringido de atributos temáticamente relacionados para crear la imagen de un objeto particular” (p. 68). Mientras que el Agenda Setting se centra en elegir los temas que recibirán cobertura en los medios, el Framing examina las formas particulares en que dichos temas son presentados y cómo se configuran los problemas públicos para el público receptor. Así, el Agenda Setting se enfoca en la importancia de ciertos temas, mientras que el Framing explora la relevancia de los atributos específicos asociados a estos temas.
Dado que los medios son el principal canal de proyección de realidades en el mundo, es crucial identificar la veracidad de las narrativas presentadas en los medios contemporáneos. La cobertura mediática puede moldear las percepciones y actitudes hacia los migrantes; cuando los medios adoptan un enfoque sensacionalista, estigmatizante o discriminatorio hacia los migrantes, esto reproduce la percepción de que representan un “otro” diferente y amenazante, en contraposición al “nosotros” del endogrupo.
Análisis comparativo: narrativas migratorias en EUA y México
Considerando el marco teórico presentado con anterioridad, considero necesario ejemplificar estos conceptos dentro de un análisis comparativo entre dos notas periodísticas, la primera emitida por medios estadounidenses y la segunda desde el panorama mexicano.
Los aspectos a identificar dentro del análisis son: cómo son representados los migrantes (víctimas héroes o amenazas), el lenguaje empleado, desde qué enfoque se aborda (seguridad, economía, DH, etc), qué actores políticos y mediáticos emiten el mensaje, quiénes son los que predominan en la narrativa de cada país, gobierno, sociedad civil, o migrantes.
1era nota: “Trump sugiere que los inmigrantes tienen ‘malos genes’ en su último comentario despectivo sobre los migrantes”
En el presente reporte, los migrantes son representados como una amenaza. La retórica de Trump los presenta como “portadores de malos genes” y “criminales,” asociándolos con delincuencia grave, como el homicidio. El lenguaje utilizado es despectivo y alarmista, caracterizado por una retórica que busca despertar miedo y rechazo hacia los migrantes. Expresiones como “malos genes,” “criminales,” y “envenenando el país” refuerzan una visión negativa y estigmatizante.
La noticia aborda el tema migratorio desde un enfoque de seguridad, ya que se plantea que los migrantes representan una amenaza para la seguridad pública. La narrativa de Trump intenta vincular la migración con el aumento de crímenes graves y resalta el impacto de la presencia migrante en la seguridad interna de Estados Unidos, más que en temas de economía o derechos humanos. Intervienen dos actores políticos, Donald Trump quien emite el mensaje inicial, empleando una retórica que asocia la migración con delincuencia y desorden genético. Y Karine Jean-Pierre, quien responde en nombre del presidente Joe Biden, condenando las declaraciones de Trump y clasificándolas como un “discurso de odio”.
La narrativa está dominada por actores gubernamentales y políticos de Estados Unidos. Trump representa una postura en favor de políticas de control y reducción de la migración, mientras que la Casa Blanca, bajo la administración Biden-Harris, adopta una postura más abierta y crítica hacia el discurso de odio. La respuesta de la Casa Blanca intenta desviar la conversación hacia una perspectiva de derechos humanos, mientras que la narrativa de Trump busca mantener el foco en la seguridad y el riesgo de “contaminación” social.
En este caso, los migrantes aparecen como figuras pasivas dentro del discurso político, sin voz propia en la noticia y siendo representados en función de las agendas de ambos lados del espectro político.
2da nota: “Ni crisis ni represión a migrantes, aseguran Sánchez Cordero y Ebrard”
En contraste a la primera nota, esta noticia retrata a los migrante no como una amenaza, sino como un grupo que llega al territorio mexicano en busca de oportunidades o se encuentra en tránsito hacia otro destino. La retórica empleada por los funcionarios busca transmitir normalidad y control sobre el flujo migratorio, desestimando la idea de crisis o emergencia.
En torno al lenguaje, se emplea en un sentido institucional y busca proyectar una interpretación neutral del tema, destacando que la migración de centroamericanos no representa una emergencia. Términos como “procesión” u “ordenar la migración” son utilizados para minimizar la percepción de caos o descontrol, y asegurar que el flujo migratorio se aborda siguiendo los marcos legales.
Dejando de lado el enfoque en temas de seguridad, en este caso se aborda un enfoque en derechos humanos y legalidad; se destaca la disposición del gobierno a apoyar a los migrantes con asistencia legal y económica, y se enfatiza la legalidad de su ingreso y permanencia en el país bajo normas y protocolos establecidos.
Los actores políticos que emiten el mensaje son Marcelo Ebrar, Ex-Secretario de Relaciones Exteriores de México, el cual subraya el respeto de los derechos humanos y aborda la llegada de la caravana migrante sin caer en el sensacionalismo. El segundo actor es Olga Sanchez Cordero, secretaria de Gobernación, la cual secunda el posicionamiento de Ebrard, haciendo hincapié en el compromiso del gobierno mexicano de organizar el flujo migratorio.
En la narrativa que presenta, los migrantes son actores pasivos en la noticia, y sus necesidades son representadas en términos de los servicios que el gobierno mexicano ofrece, como asistencia legal, apoyo para integrarse a la vida laboral o ayuda para regresar a sus países de origen. El gobierno se posiciona como el mediador, regulador y defensor de los derechos humanos de los migrantes, evitando una narrativa de amenaza o crisis que podría alarmar a la sociedad mexicana.
Percepciones y opinión pública
Según la Encuesta Nacional sobre Percepciones de la Migración en México (2022), el 87% de la sociedad mexicana considera que todos los grupos deberían tener las mismas oportunidades. Sin embargo, el 53% de la población percibe la llegada de personas extranjeras al país como un problema importante. La televisión es el principal medio de información sobre flujos migratorios para los mexicanos, con un 75.7%, seguida de las redes sociales con un 28.3%. La investigación revela que el 17% de la población está en contra de la migración y que el 35% manifiesta preocupación por temas de seguridad.
Además, según el informe, en las narrativas presentadas en los principales medios de comunicación, los discursos de odio representan el 7% de la conversación y suelen ser coyunturales, activándose principalmente durante eventos políticos o sociales relevantes en el país. Del total de mensajes, un 65.8% expresa rechazo a la estadía de personas migrantes en México, argumentando que su presencia amenaza la cultura y tradiciones mexicanas. Asimismo, un 2.5% de los mensajes pide mayor control en las fronteras mexicanas y la implementación de leyes migratorias más estrictas (Oxfam México, 2023).
En el caso de Estados Unidos, las encuestas de Gallup muestran que el 55% de la población considera que el nivel actual de inmigración debería disminuir, mientras que el 25% cree que debería mantenerse igual y el 16% opina que debería incrementarse. Respecto a la construcción de un muro fronterizo entre EE.UU. y México, el 53% de los encuestados se manifestó a favor y el 46% en contra.
En 2023, sólo el 5% de los estadounidenses encuestados opinó que los migrantes tienen un impacto positivo en la criminalidad del país, mientras que el 47% percibe un impacto negativo. En cuanto a la empatía hacia los migrantes en situación irregular, el 23% de los encuestados se considera muy empático, el 41% muestra cierta empatía y el 37% no empatiza con este grupo. Finalmente, ante la pregunta sobre si los migrantes ocupan empleos deseados por estadounidenses o trabajan en sectores mal remunerados y menos demandados, el 18% de los encuestados cree que los ocupan empleos deseados por estadounidenses, mientras que el 72% sostiene lo contrario (Gallup, 2024).o
Con las estadísticas presentadas, se puede observar que la población mexicana tiene una postura más inclusiva respecto a la migración, en comparación a E.U, posturas que claramente son influenciadas a través de los medios de comunicación. Esto se muestra en las dos notas analizadas, mientras que en Estados Unidos se retrata la migración como una amenaza vigente hacia la seguridad, en México se resalta la urgencia de protección en Derechos Humanos hacia los migrantes.
Reflexiones finales
Hablar sobre migración es complejo, ya que este fenómeno abarca múltiples dimensiones; existen distintas condiciones al migrar, lo puedes realizar bajo una regularidad jurídica que se ciña a los marcos legales del estado receptor, o dependiendo de las condiciones que se están viviendo se recurre a la solicitud de asilo para establecerse en un nuevo país con el estatus de refugiado, pero él panorama más cuantioso es la migración irregular, donde se transitan fronteras de manera indocumentada, lo que obstaculiza el respeto a los derechos humanos de cada persona.
Es necesario contemplar el funcionamiento estructural de los sistemas estatales en materia migratoria, para identificar de qué forma se puede facilitar la protección de los derechos de los migrantes irregulares, dentro de un sistema que está estructurado para que el cumplimiento de esos dependa de trámites burocráticos y documentos.
Los medios de comunicación desempeñan un rol esencial en la mediatización de temas como este. El enfoque que se aborda en estos definen la percepción colectiva que se tiene ante este fenómeno, por ejemplo, si analizamos cómo se retratan las caravanas migrantes provenientes de Sudamérica en los encabezados, observamos un mayor impacto en la opinión pública, que cuando se aborda en la conversación los “expats” invadiendo diversas ciudades de México, esto vinculado con temas de ideología neocolonial, aunado fuertemente al alarmismo y sesgo mediático.
La atención mediática suele enfocarse en narrativas negativas, criminalizando a los migrantes y vinculándolos con el terrorismo, la trata de personas o el narcotráfico. Si bien, estas problemáticas son relevantes en las agendas de seguridad estatales, el tema migratorio también podría abordarse desde perspectivas que fomenten una mayor integración social sin discriminación, y socializar los enfoques que visibilizan los beneficios de las sociedades multiculturales y el impacto económico de las remesas en las economías nacionales, ofreciendo una visión más justa y equilibrada del fenómeno migratorio.
El estatus de “irregular” por si solo, representa una barrera enorme para aquellos que salen de su país en busqueda de una vida mejor para ellos y sus familias, en el transcurso del camino su integridad es vulnerada por diversos agentes, humanos, naturales e infrestructurales; conviven de frente con el crimen oranizado, violencia extrema, se exponen a la trata de personas, por otro lado, se atañen a las condiones peligrosas e insalubres en las que tienen que vivir durante el camino. Una vez que el martirizante viaje finaliza, llegan a su destino, y se enfrentan a una sociedad y junto con ella un sistema, que los percibe como amenazas latentes para su seguridad.
Es crucial repensar la manera como la migración se enmarca en este estatus, la necesidad de tomar un enfoque más inclusivo en torno al tema, se erige ante la constante violacion de derechos humanos de las personas sufren en el pleno derecho de mejorar su calidad de vida, el enfoque en seguridad está mal posicionado, en lugar de instar en la protección estatal se debe voltear la mirada al respeto y goce de los derechos humanos de las personas que migran. Me parece interesante ahondar en el enfoque psicosocial de esta temática, para comprender la respuesta de las colectividades ante este objeto de análisis, por lo que me parece pertinente trabajar en responder a esta pregunta, ¿cómo podemos modificar los preceptos estructurales que provienen de un inconsciente colectivo compartido?
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