Criminalizar la planta para no mirar su raíz

El impacto social de la criminalización de la hoja de coca en Colombia: la violencia estructural

¿Es la criminalización una solución efectiva frente a los cultivos de coca en Colombia? Más de seis décadas de políticas prohibicionistas muestran que lejos de resolver el problema, han perpetuado la exclusión social, el estigma y la violencia en las regiones rurales.

Criminalizar una planta ancestral como lo es la hoja de coca ha sido una de las decisiones políticas más costosas y contraproducentes que el sistema internacional ha adoptado. Bajo la bandera del combate al narcotráfico, se ha construido una lógica prohibicionista materializada en políticas que no atacan las causas reales del conflicto, sino que se encargan de precisamente reproducir las desigualdades que lo sostienen. Adicionalmente, la hoja de coca carga consigo una significancia cultural, medicinal y espiritual que se proyecta como parte de la identidad social de múltiples pueblos andinos; esta carga no puede reducirse a la simple lógica occidental que percibe a la planta como únicamente un insumo para el narcotráfico. Esta concepción errónea ignora su esencia y despoja la identidad que comunidades enteras han legitimado históricamente alrededor de esta planta.  

Desde hace mas de seis décadas el discurso global se concentra en culpar al productor antes que cuestionar las prácticas del consumidor, quien mueve las fichas y exacerba la producción del mercado ilegal. En este sentido, la guerra contra las drogas actúa como un dispositivo de poder que legitima la intervención, perpetúa la exclusión, el miedo y mantiene intactas las estructuras económicas que se lucran del conflicto. Esta contienda por la hoja de coca provoca que la desigualdad social sea la primera causa del sinfín del conflicto en Colombia, pues la respuesta ineficaz tras el establecimiento de este tipo de políticas revela que detrás del conflicto existe una profunda crisis de justicia social que requiere ser atendida desde pilares estructurales de ámbitos multidimensionales como lo son la seguridad humana y la reparación. No desde la erradicación, pues el abandono estatal y la apertura de métodos intervencionistas solo han perjudicado a aquellos históricamente excluidos de la toma de decisiones; La raíz de este conflicto multidimensional no está en la planta, sino en un modelo que transforma la exclusión y la pobreza en delito; superar esta lógica amenazante implica romper con el paradigma prohibicionista y construir políticas centradas en un verdadero bienestar humano y ambiental.

Hoja de coca.

créditos a la imagen: picture alliance

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio