Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina: Una Llamada a la Acción por la Dignidad y los Derechos Humanos de la Mujer 

El Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, conmemorado el 6 de febrero desde 2003, representa una oportunidad para reflexionar sobre una practica que vulnera gravemente los derechos humanos de millones de niñas y mujeres en el mundo. La Mutilación Genital Femenina no solo afecta físicamente, sino que perpetúa dinámicas de violencia de género arraigadas en narrativas patriarcales, las cuales deben ser erradicadas para avanzar hacia la igualdad y la justicia.

La Mutilación Genital Femenina o también conocido como ablación genital femenina es una práctica ancestral, que consiste en la extirpación total o parcial de los genitales externos de la mujer, en algunas culturas se practica durante el puerperio, en otras antes del matrimonio o después del primer embarazo, esta practica esta profundamente ligada a tradiciones culturales que buscan controlar la libertad sexual femenina y perpetuar un ideal de “pureza” (Rahman y Toubia, 2000). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta práctica carece de beneficios para la salud y, sin embargo, sigue vigente en más de 30 países de África, Medio Oriente y Asia, y en comunidades migrantes de todo el mundo (Médicos del Mundo, 2020). Su origen está vinculado a sistemas patriarcales que han establecido el control sobre los cuerpos de las mujeres como una forma de mantener jerarquías de género.

Se estima que más de 200 millones de niñas y mujeres han sufrido algún tipo de mutilación genital femenina y unas dos millones corren el riego de sufrirla cada año (UNICEF, 2005). Las consecuencias físicas son devastadoras: infecciones crónicas, complicaciones durante el parto y puerperio, infertilidad e incluso llegando a ocasionar la muerte. Además, el impacto psicológico es devastador, con traumas como depresión, ansiedad y estrés postraumático (Lucas, 2005). Las mujeres que sobreviven a este procedimiento enfrentan un estigma que no solo afecta su salud, sino también dignidad y su lugar en la comunidad, reforzando su marginación.

La Mutilación Genital Femenina es una forma extrema de violencia de género, resultado  de estructuras sociales que imponen roles subordinados a las mujeres. Este tipo de violencia se intersecta con el racismo y la exclusión social, especialmente en comunidades vulnerables, donde las mujeres enfrentan múltiples capas de opresión. Según Blázquez Lucas (2005), las narrativas patriarcales han reforzado la exotización y la patologización de estas prácticas, ignorando  las dinámicas de poder que mantienen viva esta práctica. 

En los últimos años, la Mutilación Genital Femenina ha sido condenado en múltiples documentos de diversos organismos internacionales y ONGs como un grave ataque a la integridad física y moral de la mujer  y como una violación a los derechos humanos y de la Mujer. Organismos como la ONU han integrado esta lucha en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular el ODS 5: Igualdad de Género. Iniciativas locales y globales han promovido campañas educativas y legislativas, logrando prohibir la Mutilación Genital Femenino en varios países. Sin embargo esta práctica se sigue manteniendo, la implementación de estos mecanismos sigue siendo un desafío en contextos donde las normas culturales tienen más peso que las normativas estatales.

Es crucial adoptar estrategias  interseccionales que respeten los contextos culturales y sociales de las comunidades afectadas. La imposición de soluciones externas puede ser percibida como una forma de colonialismo cultural, lo cual obstaculiza el cambio. Se necesita un diálogo inclusivo, donde las voces de las mujeres sean el eje central para construir alternativas viables y respetuosas de los derechos humanos y de la mujer. 

La prevención se logra con la educación, por eso es necesario invertir en programas educativos que desafíen las normas de género y promuevan la igualdad desde las infancias. Asimismo, es esencial tener acceso a servicios sanitarios completos y que respeten las diferencias culturales. Como individuos, tenemos la capacidad de informarnos, compartir recursos y apoyar organizaciones que trabajan para erradicar la Mutilación Genital Femenina  desde una perspectiva inclusiva y culturalmente sensible.

La erradicación de la Mutilación Genital Femenina no es meramente  un asunto  de salud, sino un avance hacia la construcción de una cultura de paz. Deconstruir las narrativas que sostienen estas prácticas implica cuestionar las estructuras que perpetúan la desigualdad y la violencia hacia las mujeres. Solo mediante una comprensión interconectada e interseccional podremos asegurar la dignidad y los derechos de todas las niñas y mujeres.

 Cruz-Santiago 

bibliografía: 

Blázquez Lucas, F. (2005). Antropología de la mutilación genital femenina: Discursos y contextos culturales.  https://www.uv.es/CEFD/17/blucas_antropo.pdf

Centro de Investigación Innocenti de UNICEF. (2005). Cambiar una convención social perjudicial: La ablación o mutilación genital femenina. Innocenti Digest. UNICEF.

Lucas, B. (s. f.). Antropología de la mutilación genital femenina: Discursos y contextos culturaleshttp://www.dhdi.free.fr/recherches/droithomme/memoires/lucasmemoire.pdf

Médicos del Mundo. (2020). Memoria de actividades. https://www.medicosdelmundo.es/memorias/pdf/MdM_2020_ol_m_gen.pdf

Organización Mundial de la Salud. (s. f.). Mutilación genital femenina. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/female-genital-mutilation

Psicoyayabo. (2021). Impacto psicológico de la mutilación genital femenina. https://psicoyayabo2021.sld.cu/index.php/psicoyayabo/e2021/paper/viewFile/57/9

Rahman, A., & Toubia, N. (2000). Female genital mutilation: A guide to laws and policies worldwide. Zed Books

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